Ramòn Villaroel diseñò elementos para Jeep, creó un sistema impermeable de chapas que, recuerda hoy, “deben tener el 80% de las escuelas de Mendoza” y lo tiene, de hecho, la iglesia de Lourdes en El Challao en su monumental capa roja contra los cerros del piedemonte. También inventó un ajedrez para ser jugado por tres personas, hace unos 50 años, que jugó con varios amigos una y mil veces, hasta que uno de ellos, “no tan amigo, parece” – según recuerda hoy- lo patentó como propio. En definitiva, hoy saca cuentas de que podría haber sido rico, pero no lo es. Aunque tampoco se queja, salvo de que intendente tras intendente le hayan sobado el lomo en Guaymallén, por ser el autor de una pieza a la que vienen ingenieros, diseñadores y admiradores del mundo a observar por su delicado equilibrio, el monumento a la Virgen en el Parque del Acceso Este. En el lugar no hay placa que indique quién fue el autor y fue él. “Había una y se la robaron, por eso me gustaría que haya una piedra tallada con todos los nombres de los que trabajaron en el cálculo de la obra y los que trabajaron”, le dice a Memo rodeado de esculturas y obras de arte en la Nave, en donde asiste como “Pancho por su casa.
